Material

Mantas de yoga: para qué sirven y cómo usarlas

Aprende para qué sirven las mantas de yoga y cómo usarlas en tu práctica. Guía sobre materiales, tamaños y usos prácticos.

Carlos Requena
Carlos Requena

Responsable de Marketing y Yogui Aficionado

Mantas de yoga: para qué sirven y cómo usarlas

Las mantas de yoga son uno de los accesorios más versátiles que puedes tener en tu práctica. Muchos principiantes las ignoran pensando que solo sirven para abrigarse en savasana. La realidad es que ofrecen múltiples beneficios según cómo las uses en tu rutina diaria.

Una manta de yoga es diferente a cualquier manta común. Está diseñada específicamente para proporcionar soporte y alineación durante la práctica. Su textura, grosor y tamaño las hacen ideales para ayudarte en posturas, aumentar comodidad y mejorar tu seguridad física.

Para qué sirven las mantas de yoga

Las mantas cumplen varias funciones principales en tu práctica. Te permiten adaptar posturas a tu cuerpo, elevando caderas o proporcionando alineación correcta. También ofrecen comodidad extra en posturas donde necesitas apoyar articulaciones sensibles como rodillas.

Usar una manta te ayuda a mantener la alineación neutral en muchas posturas. Si practicas yoga restaurativo, la manta se convierte en tu aliada principal para relajación profunda. Incluso en savasana, proporciona calor corporal manteniendo tu temperatura durante la relajación final.

Uso de manta para elevar caderas en postura sentada

Mantas como soporte y elevación

El uso más común es elevar las caderas en posturas sentadas. Si practicas posturas como sukhasana o ardha matsyendrasana, doblar la manta bajo las caderas cambia completamente la alineación. Tu espalda se mantiene recta naturalmente sin compensaciones innecesarias.

En posturas de doblado hacia adelante como paschimottanasana, la elevación de caderas abre el ángulo de tu pelvis. Esto permite un estiramiento más seguro sin tensar tu espalda baja. Verás cómo tu cuerpo responde mejor cuando está correctamente alineado.

Para posturas como baddha konasana o pigeon pose, la manta bajo las caderas reduce la tensión en rodillas y caderas. Esta pequeña elevación marca una diferencia enorme en cómo siente tu cuerpo la postura. Especialmente si tienes movilidad limitada, la manta es indispensable.

Mantas en yoga restaurativo y relajación

El yoga restaurativo depende completamente de las mantas para crear apoyos adecuados. Necesitas que tu cuerpo se sienta completamente soportado para alcanzar relajación profunda. Una manta bien colocada permite que abandones tensión muscular.

En savasana, la fase de relajación final, la manta proporciona calor y comodidad extrema. Enrolla la manta bajo tu espalda media para abrir suavemente el pecho. También puedes colocarla bajo cabeza y cuello para aliviar tensión de hombros. Aprende sobre savasana y cómo maximizar esta postura restaurativa.

Para las piernas, enrollar la manta bajo rodillas alivia la presión en tu espalda baja. Si practicas yoga restaurativo con bolsters, la manta bajo caderas crea un soporte aún más confortable. Tu sistema nervioso entra en modo parasimpático más rápidamente.

Manta enrollada bajo rodillas para aliviar la espalda baja

Materiales de las mantas de yoga

Las mantas pueden ser de algodón mexicano, el material más popular. El algodón mexicano es suave, duradero y respira bien durante la práctica. Este material es naturalmente hipoalergénico y seguro para pieles sensibles.

La lana merino es otra opción excelente, aunque más cara. Ofrece propiedades térmicas superiores manteniendo tu temperatura en savasana. La lana es duradera y tiene buena capacidad de aislamiento sin ser demasiado pesada.

Las mantas sintéticas o de poliéster son económicas y fáciles de lavar. No son tan duraderas como algodón o lana, pero funcionan bien para principiantes. Evita sintéticos de baja calidad que generan calor excesivo e incomodidad.

El grosor es importante también. Las mantas gruesas ofrecen mejor soporte pero son más difíciles de doblar. Las finas son versátiles pero quizás no proporcionen suficiente amortiguación para articulaciones sensibles.

Tamaños y grosor ideales

La mayoría de mantas de yoga miden alrededor de 60 x 180 centímetros, aunque hay variaciones útiles. Este tamaño te permite crear diferentes configuraciones según tu necesidad. No es demasiado grande pero sí lo bastante amplio.

El grosor típico varía entre 3 y 6 milímetros. Las más delgadas ofrecen flexibilidad y se doblan fácilmente en bolsas de viaje. Las más gruesas proporcionan amortiguación superior pero son menos portátiles.

Considera tu práctica principal al elegir grosor. Si haces yoga dinámico, prefiere mantas más finas. Para yoga restaurativo o suelo, busca mantas con mayor grosor y densidad.

Diferentes formas de doblar una manta de yoga

Cómo doblar las mantas para diferentes posturas

Doblar la manta correctamente es un arte que mejora con la práctica. Para elevar caderas en posturas sentadas, dobla la manta en tercio hacia adentro dos o tres veces. Esto crea un bloque firme que eleva adecuadamente tu pelvis.

En posturas de pie, puedes colocar la manta enrollada bajo puntos de mayor presión. Para posturas invertidas como pino, una manta bajo tu cabeza protege tu cuello. Dobla en forma de herradura para un soporte específico.

En savasana, enrolla la manta suavemente en forma cilíndrica para apoyar bajo tu espalda. Otro roll más pequeño bajo el cuello alivia tensión. Esta configuración permite que tu cuerpo se relaje completamente en posición neutral.

Para poses en cuclillas o descanso, un rollito bajo el talón ayuda si tienes flexibilidad limitada. En posturas de apertura de cadera, coloca la manta bajo glúteos. Cada pliegue y doblez tiene un propósito específico en tu alineación.

Diferencia entre mantas y toallas de yoga

Aunque se parecen, las toallas de yoga son muy diferentes a las mantas. Las toallas son finas, absorbentes y se colocan sobre esterillas. Las mantas son gruesas, estructuradas y sirven para soporte real.

Una toalla de yoga funciona mejor para absorber sudor durante prácticas dinámicas como vinyasa. Las mantas no están diseñadas para ese propósito principalmente. Son herramientas de alineación y comodidad, no de absorción.

Las toallas cubren tu esterilla completa para mejorar agarre. Las mantas son propositivas: las colocas estratégicamente en áreas específicas. No necesitas una toalla si practicas yoga lento, pero sí necesitas mantas.

Si tu presupuesto es limitado, prioriza una manta sobre una toalla. La manta te ofrece más versatilidad y beneficios prácticos. Puedes usarla en casa, en clase y en retiros de yoga.

Manta de yoga en postura de relajación savasana

Marcas recomendadas y rangos de precio

Hombre envuelto en manta de yoga premium de lana natural en postura restaurativa

Manduka produce mantas de algodón mexicano de alta calidad. Sus precios rondan entre 40 a 60 dólares aproximadamente. Ofrecen durabilidad que justifica la inversión a largo plazo.

Hugger Mugger es otra marca profesional con excelentes mantas. Sus productos cuestan entre 35 y 55 dólares en promedio. Utilizan materiales naturales y procesos éticos de producción.

Jade Yoga ofrece mantas de algodón orgánico a precios competitivos. Puedes encontrar opciones entre 30 y 50 dólares aproximadamente. Combinan calidad con compromiso ambiental real.

Para presupuestos más bajos, marcas como Amazon Basics ofrecen mantas funcionales. Cuestan entre 15 a 25 dólares pero sacrifican durabilidad. Son buenas para probar antes de invertir más.

En mercados locales, especialmente en yoga studios, encontrarás mantas artesanales mexicanas. Estos productos cuestan 25 a 40 dólares típicamente. Apoyas pequeños productores mientras obtienes calidad excepcional.

Cuidados y mantenimiento de tu manta

Lava tu manta regularmente en agua fría o tibia para mantenerla fresca. No uses lejía que pueda dañar el material y colores. Un detergente suave es suficiente para limpiar eficientemente.

Sécala al aire completamente antes de guardarla. La humedad pueden generar olor desagradable con el tiempo. Evita secar en secadora si la manta es fina o tiene bordes delicados.

Guarda la manta doblada o enrollada en lugar seco y ventilado. Si viajes frecuentemente, invierte en una bolsa de almacenamiento resistente. Protege tu manta del polvo y humedad para prolongar su vida útil.

Ocasionalmente, expón tu manta al sol para eliminar bacterias naturalmente. No dejes al sol excesivamente porque los colores pueden desteñirse. Un par de horas es suficiente para refrescar el material.

Tips prácticos para empezar a usar mantas

Comienza experimentando con tu manta en posturas sentadas básicas. Prueba elevar caderas en sukhasana y nota cómo mejora tu alineación espinal. Este simple cambio demuestra el poder de los accesorios correctos. Para meditar cómodamente, consulta nuestra guía sobre posturas para meditar.

En clases, observa cómo otros yogis usan sus mantas. Pregunta a tu instructor sobre colocaciones específicas. Cada cuerpo es diferente, así que ajusta la manta según tu comodidad única.

Practica diferentes dobleces para encontrar configuraciones que funcionen para ti. No existe una forma “correcta” universal de doblar. Lo importante es que proporcione soporte y alineación a tu cuerpo.

Si practicas yoga en casa, mantén tu manta siempre cerca de tu esterilla. Tenerla accesible te anima a usarla consistentemente. Con el tiempo, notar cómo las mantas transforman tu práctica completamente.

Tu aliada en la práctica de yoga

Las mantas de yoga son inversiones simples pero profundamente útiles para cualquier yogui. Desde principiantes hasta practicantes avanzados, todos se benefician de su versatilidad práctica. No las subestimes por su aparente simplicidad.

Invertir en una buena manta es cuidar tu cuerpo y respetar tu práctica. Con el material correcto, mantenimiento apropiado y uso inteligente, tu manta durará años. Mejorará tu alineación, comodidad y seguridad en cada sesión de yoga.

Articulos relacionados